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Testimonio: El Poderoso Evangelio de nuestro Señor Jesucristo Cambia Vidas

16 Aug 16 - 13:05

Testimonio: El Poderoso Evangelio de nuestro Señor Jesucristo Cambia Vidas

 
 
Por Roger Casco Herrera
Maestro Bíblico de Ministerios ¿Quién es Jesucristo? 
 
Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. (1 Juan 1:1-3 RV1960)
 
Permitánme alabar al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo con el siguiente testimonio:
 
Hace más de una década, mientras evangelizaba en las calles de la Colonia "El Sitio" en Tegucigalpa Honduras, horas previas al inicio de la reunión de Grupos de Crecimiento (o Células) de los días sábados por la noche, ocurrió algo increíble, un milagro de nuestro Señor. Sin embargo, no me dí cuenta de lo que había ocurrido en ese momento sino semanas después.
 
Era frecuente apartarme para el Señor en ayuno y oración los sábados, y salir a predicar las Buenas Nuevas de Salvación durante casi ocho horas, antes que iniciará la reunión. Ese sábado sentía en mis entrañas que sería diferente. Algo haría Dios que me sorprendería ¡Vaya que sí!
 
Durante todo el día sentí una Presencia de Dios maravillosa sobre mí. Era indescriptible el amor que corría por mi cuerpo, la pasión y la confianza que vería milagros...
 
¿Qué pasó? Hablando en términos muy humanos (me refiero a esos resultados que sacamos de lo que nuestros simples ojos ven) ése día fue el peor de todos, en dos años de evangelizar en ese lugar (Etapa 1, 2 y 3) nunca había tenido un día con tan malas posibilidades de hablarle de Cristo a alguien que lo necesitará. Literalmente, todos me cerraron las puertas en la cara, me echaron los perros, me gritaban que me largará, no había nadie en la casa, nadie me escuchaba tocar la puerta por el alto volumen de sus estéreos, y si no, aquel que me abría y trataba con respeto era creyente, etc. Yo estaba detrás de esa vida que necesitaba escuchar el mensaje salvador, y sabía que había una unción poderosa sobre mí para eso. Sólo "aparentemente" ese día no había sido nada provechoso en el Reino de Dios.
 
Había iniciado a evangelizar desde las 10:00 AM y eran las 6:00 PM, faltando una hora para iniciar la reunión, y no había podido hablar con nadie, no podía creerlo... No comprendía el por qué de aquello. Para ese entonces, no había lógica para mí. Cuando ya faltaba una hora para la reunión (iniciábamos a las 7:00 PM), me dirigía rumbo a la Casa del Anfitrión del Grupo de Crecimiento como siempre había hecho, iba a descansar y ver que todo estuviera en orden, además de repasar el estudio que debía compartir.
 
 
¡Este Cristianito sí es Tonto!
 
Mientras iba de camino, pasando por la terminal de buses, casi llegando a la Posta Policial, en la mera esquina de la acera de la calle, un pobre hombre ebrio, demasiado perdido en alcohol, bien acostado hediondo, sucio y dormido mientras el agua de la calle cruzaba sobre él, en la helada noche de finales de noviembre. Me quede observándolo con gran dolor pero no me detuve. Entonces, el Espíritu Santo me alerta que esa era la persona que tanto estaba buscando.
 
¡Vaya, vaya! Déjeme decirles que batalle con Dios en ese lugar. No podía creerlo que Dios me enviaba a evangelizar a un hombre que ni se recordaría de lo que le diría luego de despertar en la mañana siguiente. Sí, no podía entender lo que había ocurrido era demasiado para mí. Sólo y confundido, sin saber que hacer y lleno de duda, si debía hacerlo o no, me tomó como media hora en decidirme. Mientras veía aquel hombre tan "borracho", menos me atrevía, sentía que realmente estaba perdiendo al cabeza, obsesionado con evangelizar a alguien. Finalmente, pedí perdón al Señor, no sólo por mi incredulidad sino también por mi desobediencia... ¡Él es el Señor de la Obra!, ¡Cosecha dónde nadie sembró!, ¡Es Todopoderoso y Sobrenatural! - ¡qué duro corazón el mío!
 
Me dirigí hacía él, trate de despertarlo pero no pude. Tenía extrema vergüenza que me vieran haciendo lo que estaba haciendo. Aun mucho más cuando los testigos comenzaron a reírse de mí, mientras que otros decían: ¡Este Cristianito sí es Tonto!
 
Aquello era humillante, ilógico lo que hacía. Pesé a no estar tan seguro de lo que estaba haciendo, a esa altura sabía que esa persona lo valía. Por ella había sido revestido con poder.
 
El Evangelio no es algo humano, es completamente espiritual, claro está que trasciende a un nivel humano para tomar fruto. ¡Dios es demasiado grande, no lo límite!
 
Nunca despertó, estaba demasiado alcoholizado. No sé cómo me arrodillé al lado de aquel hombre, hice dos oraciones muy cortas. La primera dije: "Señor guíame ¿qué debo hacer?". Luego, oré por él, impuse mis manos en él y dije: "En el poderoso nombre de mi Señor Jesús a ti te digo: "Levántate", ¡Jesús te ama y te necesita! Escucha bien, Dios me ha enviado para decirte que te ama, te necesita y perdona. Pido a mi Señor que mis palabras sean un eco en tu cabeza, inunden tus sueños para que no olvides este mensaje, que no tengas paz hasta atender Su llamado: "Jesús te ama y te necesita". Entonces, te esperaré sobrio el siguiente sábado en la casa de la hermana Micaela". Amén
 
 
¡Un Milagro Ocurrió!
 
El hombre no apareció el siguiente sábado, ni el siguiente, ni el siguiente... Honestamente ya hasta me había olvidado de él y de todo lo que había ocurrido esa noche. Pero un mes después apareció de la nada un hombre, ya estaba sentado cuando entré pasadas las 06:30 PM. Sentado y con gafas negras pero bien vestido y oloroso. Pensé que se trataba de algún familiar que había llegado de visita y tenía alguna sensibilidad a la luz. Lo saludé y me senté mientras tomaba un buen vaso con agua.
 
Impartí la clase del día, y llegamos al tiempo de los testimonios, y el hombre fue el primero en levantar la mano y decir su testimonio. No hubo lugar antes para preguntar si era familiar de la anfitriona pero por la mirada de ella, me pude dar cuenta que no lo era. Así que era más sospechoso aún, ¿quién era este hombre?
 
Inició señalándome y preguntado ¿No sé acuerda de mí?, ¿usted me evangelizó? - apenado pero tuve que decir que no lo recordaba.
 
No se sienta mal, con justa razón, dijo. Nos explicó que trabaja para la televisión local en la sección técnica de cámaras. Por amistades de los medios de comunicación y las muchas fiestas se había convertido en alcohólico, aunque lo negaba. Le había dado "Cirrocis Crónica" y había estado interno hacía más de un mes en el Seguro Social y estaba desahuciado. El doctor había llamado a su esposa e hijos y delante de él les dijo que sólo le quedaban algunas horas de vida, así que debían aprovecharlas.
 
Estaba muy mal, grave, sabía que moría. comentó. Luego de hablar con la mujer y preparar las cosas hasta donde les era posible, se despidieron. Él mientras tanto en esa noche ¡clamó a Dios como nunca! Y pidió una oportunidad más por sus hijos:
 
"Sí hoy Señor me perdonas y me sanas, me concedes una oportunidad más para arreglar las cosas. Yo pacto contigo mi muerte por vida. Te prometo servirte con todo mi corazón y mis fuerzas hasta el final".
 
Increíblemente pocas horas del primer turno de los doctores de la mañana, le estaban dando de alta y declarándole estable y casi saludable sin explicación alguna ¡había ocurrido un milagro!
 
 
La Batalla de la Fe
 
Su esposa e hijos no lo podían creer. Él contó a su esposa lo ocurrido y ¡vaya sorpresa se llevó! - ¿¡Qué!?, ¿Te harás cura ahora?, ¡Sólo eso me faltaba, un "esposo cristiano"!, ¡Mejor te hubieras muerto!, dijo ella. Palabras que le llevaron en el mismo día de haber salido del hospital ha emborracharse como nunca antes lo había hecho para morirse de una vez, comentó.
 
Comenzó a llorar... "Dios es real", "Él es poderoso", "Él es vida", exclamó. Y de repente me envía a su ángel, este joven blanquito de lentes, que estaba hablándole sin sentido a un vulgar borracho tirado en la calle, a expensas de que no me acordará de nada al siguiente día, pero no fue así.
 
¡Yo estaba sin palabras. No podía creer aquello. Todos estábamos mudos pero saltaban los Aleluya - Gloria a Dios!
 
Continuo diciendo: "Todo lo que les estoy diciendo lo soñé. Y esas palabras "Jesús te ama" me atormentaban en mi cama, no podía dormir, no podía tomar más, todo el día sólo eso escuchaba en mi cabeza "Jesús te ama y te necesita..."
 
Primeramente con gran vergüenza ante Dios, por la promesa que hice y no cumplí, pido perdón. Después de haber sido levantado de la cama de muerte y tener más tiempo de vivir, en lugar de ir a la Iglesia me volví con más fuerza al estanco para morir. Pensaba que ya no había una oportunidad más para él. Le había fallado a muerte, decía. Luego, ver que me enviaba a su siervo para hablarme y decir que "aún me ama". ¿Qué soy yo?, ¿Quién soy yo?, Mucho amor para mí...
 
Comencé a preguntar a los vecinos si habían visto algo extraño mientras tomaba un sábado, y dijeron que un "cristianito loco" había orado por mí mientras estaba tirado en el suelo. Un muchacho que se reúne en casa de doña Micaela. Y aunque ya lo sabía, tenía vergüenza y temor por lo que dirían, así no vine ni el primer sábado, ni el segundo, ni el tercero sabiendo que Dios me estaba esperando... pero, hoy he venido contra todo, mi esposa y mi propio orgullo. Vengo a recibir a Cristo en mi corazón y a entregarme enteramente a él. Me libró del alcohol, estoy limpio. Me dio vida, me rescató de la muerte y del Infierno. Quiero servirle con todo mi ser, concluyó.
 
¡Alabado sea el Señor! Su amor es demasiado para nosotros, no lo podemos comprender. Ése día entregó su corazón a Dios e hizo a Jesús el Señor de su vida. Su testimonio fue corto pero muy honroso a la vista de todos sus vecinos y familiares, como de la Iglesia en la que se congregó y del nuestro. Meses después murió en un accidente automovilístico, pero su partida siempre quedó en memoria de todos los que le rodeábamos. Un borracho muerto que vivió sus últimos días predicando a todos las grandezas del Cristo de la Gloria.
 
Paz y santidad
¡Jesús le ama y le necesita!

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